En el mundo existen miles de historias y relatos sobre situaciones particulares acerca de fantasmas, ánimas, espectros y Apariciones de personas muertas que, de alguna manera, dejan en éste mundo un remanente de ellos mismos, imágenes, olores, sonidos, etc. Sin embargo, él día de hoy traigo 1 historia real que sin duda alguna te hará estremecer de terror cada vez que la recuerdes. Se trata de una historia que tiene algo particularmente aterrador, y maléfico, si crees en los espíritus éste video te va a interesar, si crees en las brujas, también, pero si eres de los que no creen en todo éste tipo de cosas, te invito a que le eches un vistazo a esta historia que, de acuerdo a Javier Delgado (mi informante), fue algo que estremeció a la comunidad de Córdoba en argentina allá por el año de 1957 a la orilla del Río Suquía.
Argentina 1957 provincia de Córdoba
Sé cuenta qué Un hombre llamado Nicolás Ruiz vivía cerca del río suquía, que en el año de 1957 era muy famosa porque en sus aguas la gente podía encontrar carpas de tamaños considerables, por lo que los pescadores acudían al lugar para encontrarse con estos grandes peces con los que hasta el día de hoy se preparan deliciosas comidas que sólo en Córdoba se pueden degustar.
Era una temporada normal, había grandes pescas y el ambiente era de lo mejor, la gente acudía al sitio con sus cañas, redes y lanzas para atrapar los peces e incluso se podían ver familias enteras conviviendo en la orilla, cocinando deliciosas comidas y pasando momentos de alegría entre sí. Pero todo eso acabaría cuando Nicolás Ruiz, acabara ahogado en el fondo del río, comenzando así una maldición que, de acuerdo a mi informante, aún acontece.
Todo empezó con un altercado entre Nicolás y una extraña mujer, el pescador se encontraba a la orilla del río organizando sus cosas, se preparaba para irse, había sido un gran día de pesca y estaba muy contento, estaba guardando sus anzuelos cuando, de pronto, una mujer vieja y de aspecto sucio, se acercó a la cesta de pescados que Nicolás había reunido y fue descubierta por el mismo Nicolás y algunos otros pescadores ahí presentes, tratando de robarle parte de la pesca del día. A primera instancia parecía que aquella mujer era una simple mendiga, una sucia y pestilente vagabunda, pero cuan equivocado estuvo Nicolás al pensar que se trataba de una simple mujer.
Justo cuando Nicolás la enfrentó para reclamarle lo suyo, la mujer, tomó un pescado de la cesta y salió corriendo rápidamente hacia el río, dando un grito abrumador, aquella mujer tenía un comportamiento extraño y sé desplazaba con gran velocidad entre el agua, en su mano llevaba el pescado más grande que Nicolás había atrapado, cuando la mujer llegó al centro del río se detuvo, parecía que podía caminar sobre el agua, todo el mundo se quedó atónito ante las acciones de aquella extraña mujer, entonces, tomó el pez por la cola, lo alzó y con sus uñas, lo rajó verticalmente sacándole las vísceras y dejándolas caer al río, mientras balbuceaba cosas sin sentido.
Algunas personas y pescadores cercanos pudieron ver la escena, de pronto, miró a Nicolás, le apuntó con el dedo y comenzó a maldecirlo, palabras oscuras salían de su boca, conjuraba y miraba con desdén y coraje al pescador, en sus ojos y rostro se podían encontrar la ira y la maldad. De alguna manera, esta mujer estaba enemistada con Nicolás, el cual también parecía sorprendido por aquella mujer. dos compañeros de pesca se acercaron a Nicolás a preguntarle qué era lo que pasaba, Nicolás los miró y les dijo que tomaran sus cosas y se fueran rápidamente de ahí, a la vez que introducía un pequeño cuchillo en su bolsillo, justo en el instante en que los hombres se retiraron Nicolás Ruiz se lanzó al río y alcanzó a la mujer, comenzaron a forcejear y Nicolás intentaba llevarla a la orilla, sacarla del río, -No lo hagas-, decía, -No lo hagas-, y continuaron peleando hasta que algunos hombres se echaron al río y nadaron hasta ellos para tratar de separarlos, pero pronto se dieron cuenta de que era imposible hacerlo, las manos… no, mejor dicho las garras, de la mujer estaban literalmente clavadas en los brazos de Nicolás que ahora sangraban y teñían de rojo el agua del río.
De pronto, la mujer soltó sus brazos y lo tomó por la cadera, nicolás trataba ahora de ahorcarla, pero aquella endemoniada mujer era invencible, con las manos de Nicolás apretando sobre su cuello y con los ojos grises y saltados, comenzó a proferir palabras parecidas a las de un conjuro de magia oculta.
De alguna extraña manera los dos, comenzaron a sumergirse lentamente, fueron succionados por las aguas del río Suquía, ante la mirada estupefacta de los presentes. Tanto a Nicolás Ruiz como a la extraña mujer, jamás se les volvió a ver, la gente que presenció aquel evento quedó completamente impresionada por la forma en que los vieron desaparecer, se organizó una búsqueda, pero nunca encontraron los cuerpos de ninguno de ellos.
Mi informante dice que desde entonces, de vez en cuando sé puede ver el espíritu de Nicolás Ruiz pescando en la orilla del Río Suquía, en el mismo lugar en dónde fue tragado junto con la extraña mujer quien, según las especulaciones, maldijo el lugar para siempre.
La gente que conoce la historia dice que Nicolás Ruiz tenía problemas con la extraña mujer y que en realidad se trató de un asunto de venganza, otros dicen que la mujer era una especie de espíritu protector del agua e hizo todo aquello para amedrentar a los pescadores que se estaban llevando todos los peces del río. Cuenta la leyenda, que desde entonces las carpas del río ya no tienen el mismo tamaño y que es imposible pescar precisamente en esa parte del Río Suquía, porque las palabras que aquella mujer lanzó no eran otra cosa más que una condenación para dejar el Agua Maldita.
Saludos especiales para Javier Delgado por haberme pasado la información.
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