En la intersección de las Avenidas Almirante Brown, Benito Pérez Galdós y la calle Wenceslao Villafañe, en el barrio de la Boca, se levanta un curioso edificio sobre un terreno estrecho, coronado por un esbelto torreón.
El mismo es obra del arquitecto Guillermo Álvarez, cuyas obras tienen una característica que permite identificarlas fácilmente: su marcada verticalidad, lograda a través de la ornamentación. Además de ésta, pueden mencionarse la de la esq. SO de 24 de noviembre y Rivadavia, la ubicada en Av. Belgrano al 1700 vereda impar, etc. Las mismas se inscriben dentro del llamado Modernismo Catalán.
Alrededor de ese torreón gira una leyenda, que conoce dos versiones. Una de ellas sostiene que la pintora que lo utilizaba como atelier, desapareció misteriosamente luego que un periodista que la había entrevistado en el lugar, descubriera al mirar los negativos de las fotos tomadas a las obras de la citada, pequeños duendes o demonios en las mismas.
Otra versión, habla en cambio del suicidio, aparentemente sin motivo de la citada pintora, que se llamaría Clementina, consumado el cual, su espíritu o fantasma comenzó a merodear el lugar.
Gastón Pauls, en su programa “Ser Urbano” dedicó un capítulo a recorrer las casas embrujadas de Buenos Aires. Entrevistó al ocupante actual del sitio, quien manifestó que aún hoy siguen ocurriendo extraños episodios tales como el cambio de lugar de cosas, o ruidos que no dejan dormir, provocados supuestamente por la muerta.
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